sexta-feira, novembro 26, 2010

Vuelo

El avión se despega corriendo sobre las nubes.
Mi cuerpo se desplaza por el cielo dividiéndolo en dos.
¿Dónde están las demarcaciones que tracé para las mitades del cielo?

Mientras veo a una hermosa ciudad alejándose rápidamente
otra ciudad bellísima se me acerca desesperadamente.
La tierra repartida es como un corazón roto, destrozada, incompleta.

Me arrimo al sitio desde donde he partido a medida que me aparto.
Me desvío de mi destino conforme me aproximo de él.
Quisiera descubrir mis límites para el acercamiento y la lejanía.
Todavía no sé si debería haber partido o quedado.

Mi alma se encuentra en el perfecto limbo de los cielos,
deambulando sobre la línea que reparte ese azul infinito indivisible.
Lo fraccionamos de forma racionalmente irracional
para saber qué estrellas pertenecen a cada uno de nosotros.

El avión aterriza uniendo la inmensidad de la tierra a la del cielo
a través del trayecto delineado por mi alma.
Juntos formamos una única unidad inseparable.

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